Conoce Leyenda de la laguna La Cocha, Pasto, Nariño
Hoy te llevaré a descubrir la Leyenda de la Laguna de La Cocha, en pasto, Nariño, una historia que no solo guarda misterio y magia, sino que también habla de la identidad de nuestra cultura. Aquí, entre mitos y susurros del viento, aprenderás cómo la naturaleza, los dioses y los seres humanos se entrelazan en un relato que ha sobrevivido al paso del tiempo.
Prepárate, porque en este recorrido no solo conocerás la
leyenda sino el legado que aún hoy sigue latiendo en cada rincón de la laguna
de la cocha.
Leyenda de la laguna La Cocha, pasto, Nariño
El cacique Pucara, cuyo nombre significa Fortaleza, estaba
enamorado de la princesa Lluvia de Estrellas, logró conquistarla y formar con
ella un hogar donde nacieron tres hijos: Lucero, Estrella y Viento. Los cinco
vivían muy felices en ese valle de los Andes que albergaba a siete
sobresalientes ciudades, según testimonio tradicional de los viejos pobladores
del sector.
Dice la leyenda, que no podía faltar en ninguna armonía
social y familiar la presencia de maldad y envidia, y así fue que durante una
de las fiestas del Baile del Sol, cuando ya los niños de Lluvia de Estrellas
estaban grandecitos, Fortaleza invitó y llevó a su esposa a una de las siete
ciudades donde celebraban las mejores fiestas en honor del dios Sol, allí se
divirtieron mucho hasta el amanecer.
Narran que Munani (el amante), era el bailarín principal de
la comparsa del festejo, impresionó
grandemente al público en general, pero de manera particular dejó caer
su gracia y su encanto en la princesa Tamia o Lluvia de Estrellas.
Para la princesa Lluvia de Estrellas, los días a partir de
aquella fiesta no fueron los mismos, pensaba en el danzante Munani. Un día,
cuando Pucara no se encontraba en casa, llegó Munani a buscar a Tamia, ésta
salió y regocijada atendió al danzante, quien definitivamente había impactado en
su corazón. Besos y abrazos se dieron los nuevos amantes. Concertando citas a
partir del momento, acordaron un día romper con su silencio y decirles a todo
el pueblo lo que estaba sucediendo.
Dicen que cuando la gente se dio cuenta de que Tamia y
Munani estaban enamorados, Pucara se entristeció, acabó con su liderazgo y no queriendo estorbar en
el camino de los nuevos amantes, se fue a la montaña con sus tres hijos y
comenzó a criar y cuidar insectos.
Tamia y Munani comenzaron a andar sin restricción alguna por
entre las siete ciudades, se entregaron al amor y la diversión sin ninguna
restricción, situación que escandalizó a la comunidad entera, obligando a las
personas a no prestar ninguna clase de servicio a los nuevos amantes.
Dicen que un día, golpeando de puerta en puerta, pedían que
les regalaran un pilche (totuma o mate) con agua y nadie respondía a su
llamado. Hasta cuando se encontraron con un niño, a quien engañaron con la
entrega de un pedazo de pan, logrando el pilche con agua.
Los dos enamorados, se acostaron en un potrero cercano y
dejaron el pilche con agua a sus pies, y el hombre lo regó. No se dio cuenta
que el agua derramada de la totuma comenzaba a crecer hasta que prácticamente
los estaba ahogando; en ese momento, llegó un insecto, de los que Pucara criaba
y cuidaba con sus tres hijos, lo picó y lo hizo botar abundante agua por la
boca y nariz.
Era tan grande su caudal que rápidamente inundó la totalidad
del valle, quedando bajo el agua las siete ciudades. Cuentan algunos
pobladores, que un sonido de campana fue lo último que se escuchó sobre ese
sector que hoy conocemos como el Lago Guamuez o Laguna de La Cocha.
Pucara, que asombrado y entristecido observaba desde la
montaña con sus hijos el encantamiento del lugar, lloró tristemente su
desgracia, se acogió cariñosamente a sus tres hijos y se quedó petrificado para
siempre en la montaña que lleva el nombre del insecto que picó a su rival, !El
Tábano!
Cuenta la tradición popular que cuando Pucara recuerda la
traición de Tamia con Munami, llora tristemente en medio de rayos y centellas,
y sus lágrimas aumentan el caudal de la laguna, causando grandes estragos a los
pobladores de las orillas de La Cocha.