20 palabras colombianas más bonitas para el mundo
Palabras que te abrazan, que te hacen sonreír, que te suenan familiares aunque
las escuches por primera vez.
Hoy quiero llevarte por un viaje a través de 20 palabras
que, más que bonitas, son un pedacito del alma colombiana.
La primera es parcero. Porque cuando alguien te dice
“parce”, ya no eres un extraño, eres parte de la familia.
Luego está bacano, esa palabra que convierte cualquier cosa buena en
algo genial.
Y claro, no puede faltar chévere, el clásico que nunca pasa de moda para
decir que todo está bien.
También escuchas mamacita o papacito, no solo
como un piropo, sino como una forma de celebrar la belleza con picardía.
La palabra berraco te inspira, porque aquí significa alguien valiente,
luchador, capaz de levantarse una y otra vez.
Y cuando las cosas no pintan bien, seguro escucharás un “¡qué vaina!”, porque
hasta en las dificultades hay ritmo en las palabras.
Colombia también te regala expresiones dulces como mijo
o mija, diminutivos de “mi hijo” o “mi hija”, que te hacen sentir
querido aunque no seas de la familia.
La ternura se siente en un cuchibarbie, esa manera divertida de llamar a
alguien mayor que sigue con estilo y alegría.
Y si hablamos de amor, amorcito, cielo o mi
vida son pequeñas joyas que endulzan cualquier conversación.
La amistad se celebra con un “llave”, porque un verdadero amigo es quien
abre todas las puertas.
El entusiasmo lo encuentras en palabras como rumba, que no es solo
fiesta, es la celebración de estar vivos.
Y la alegría del día a día se nota en un simple ñapa, ese detallito
extra que te dan con cariño cuando compras algo.
También hay palabras que huelen a tierra y a tradición, como
aguapanela, que sabe a hogar; o arepa, que no es solo comida, es
identidad.
Y si quieres sentirte en confianza, escucha un “quiubo”, que es la forma
más cercana de preguntar cómo estás.
Por último, hay palabras que definen a todo un país:
Sabor, porque la vida aquí se baila;
berraquera, porque nada detiene a su gente;
y esperanza, porque Colombia siempre mira al futuro con fe y con amor.
Estas son las palabras que no solo se dicen, se viven.
Y cuando las pronuncias, entiendes que en Colombia, cada palabra es un
abrazo con acento propio.