San Miguel Arcángel,
valiente defensor en la batalla,
te encomiendo la protección de mi hijo.
Cúbrelo siempre con tu escudo invencible,
y apártalo de todo mal y peligro.
Que tus alas de luz lo cuiden en cada paso,
y que tu espada celestial corte cualquier temor.
San Miguel, ángel de la Victoria,
guardián de los inocentes,
no permitas que nada malo toque su vida.
Amén.
